25 de julio de 2009

La ciudad es la región

Durante en siglo Pasado, y también en éste, las ciudades están tomando una dimensión estructural, estructurante y aglutinante de población que, valiéndonos del -dicho sea de paso- helénico concepto del eterno retorno, nos hacen reflexionar sobre la necesidad de volver a centrar el gobierno y la forma de dictar leyes e impartir justicia, en las ciudades, tal y como resuenan las antiguas ciudades-estado griegas en los ecos de la historia.
Y es que las ciudades son, hoy día, motor de la población y estados en sí mismas. Siendo así, ¿por qué no independizar la ciudad o el núcleo urbano del
estado o, de forma quizás menos utópica -quién sabe si quizás menos eutópica-, otorgar a las mismas un estatus de comunidad autónoma o de gobierno autónomo, es decir, de federación?
No es algo muy lejos de la realidad. Me viene a la mente un ejemplo, la ciudad rumana de Bucarest (Bucureşti, 2.000.000 habitantes). La ciudad es, en sí misma, una división administrativa especial (Bucureşti municipiul), siendo el municipio independiente de la provincia (judete).
No es un capricho, sino más bien una tendencia, movida quizás por la necesidad. Lo que sí que es seguro es que este modelo debe extenderse, tiene que hacerlo. Una ciudad con 40 millones de habitantes tiene que tener el derecho de ser un estado en sí mismo.
Esto, creo yo, es sumamente importante en el uso del territorio que llevamos a cabo, que se genera desde el concepto de ocupación territorial, pero que, queriéndolo o no, nos conduce a nuevos modelos de organización humana.
Se acabó el modelo extensivo por el cual una región se delimitaba por una línea imaginaria que dividía un trozo de tierra -y la Tierra misma, enteramente parcelada- y que, ya de por sí, se suponía que creaba una lengua, cultura, costumbres e idiosincrasia propias. Ahora la ciudad es la región, y su idiosincrasia es el cosmopolitismo. Para bien o para mal.

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Sobre este blog

Los que me conozcan sabrán que este no es ni de lejos mi primer blog, ya hubo algunos anteriores, que conseguí mantener hasta que tuve la oportunidad. Así pues, debo advertir, este espacio se hace eco de la temporabilidad y mutabilidad actuales, garantizando desde el principio la poca garantía de perdurabilidad.

A todos aquellos a los que no les asuste esto, y decidan seguirme en este tiempo, bienvenidos seáis, espero no defraudaros.